¿Existe el miedo al dentista?

El miedo al dentista existe, y con razón. Nuestros instrumentos de trabajo parecen diseñados para la tortura: emiten ruidos angustiantes, y producen olores inquietantes.
Los dientes son sensibles, y la gente solo nos visita cuando tiene un problema. Y cuandoeso sucede, muchas veces tenemos que dar malas noticias.
Con este panorama, es normal que la gente no quiera ir al dentista.
Eso nos lleva a una pregunta: ¿cómo superarlo?

Motivos para la revisión

Ignoraremos golpes y caídas, dando por hecho que nadie las quiere, que son accidentes y, en principio, evitables. Pero las urgencias dentales son la primera razón por que la gente acude al dentista, y las bocas libres de accidentes no están exentas de riesgos.
De hecho, casi siempre tienen que ver con las consecuencias de un cuidado dental insuficiente.

La gente va al dentista cuando hay problemas, como si las cosas solo fueran importantes cuando van mal. Y en realidad sucede al contrario: las cosas van mal cuando no se les da importancia.

Las causas del miedo al dentista

Quien no va al dentista con regularidad, lo hace con urgencia. Y las urgencias dentales siempre requieren una intervención física para solucionar el problema y no solo sus síntomas.
El miedo al dentista suele ser consecuencia de un recuerdo traumático, y de una falta de costumbre que deriva de él. En otras palabras, del recuerdo de una experiencia negativa, marcada por el dolor, que se asocia con “haber ido al dentista”.
Y por sencillo que parezca, el miedo al dentista se supera yendo al dentista.

La importancia de la rutina

miedo al dentista

Sabemos, desde parvulario, que hay que lavarse los dientes después de cada comida.
Pero lo cierto es que muy poca gente lo hace, y los estudios de la ADA (American Dentist Association) indican que el promedio está entre uno y dos cepillados por día. Los datos en España están en esa línea, y según un estudio elaborado por el Consejo de Dentistas en 2015, más de la mitad de la población se cepilla los dientes de una a dos veces al día. Insuficiente.

Esto da a las bacterias entre 12 y 24 horas para reproducirse. Por si eso fuera poco, hábitos alimentarios como el consumo de azúcares y frituras contribuyen a crear un ecosistema perfecto para su extensión a lo largo y ancho de la dentadura, las encías y los espacios interdentales.
Es difícil encontrar alimentos sin azúcares, y por eso el cuidado diario es más importante todavía.

Evitar las urgencias

Las personas que van poco al dentista suelen cubrir los síntomas de que tienen un problema, sin tratarlo de raíz.
Por ejemplo:

      • Sensibilidad al frío o al calor
      • Dolor
      • Sangrado de encías
      • Mal aliento.

Síntomas como estos son una señal de que algo no va bien. Si reconoces alguno de ellos deberías visitarnos. Una visita controlada es el primer paso para evitar una urgencia dental. Las urgencias requieren una intervención física en la mayoría de los casos. Y su magnitud es proporcional a la falta de cuidado cotidiano.

Prevención y cuidado

Cuanta más atención le prestes a tu boca, mejor la conocerás. De eso dependerá que reconozcas cuando algo no va bien: desde el sangrado de encías a la acumulación de restos de comida.
Prevención y cuidado quiere decir:

      • Un cepillado regular y cuidadoso, especialmente en las zonas donde se acumulan la placa bacteriana y los restos de comida.
      • Uso frecuente de seda dental o irrigadores bucales.
      • Evitar las comidas a deshora (especialmente los azúcares).
      • La revisión.

Evitar el miedo al dentista

La boca es un ecosistema único y complejo. Cada persona tiene uno, y la regularidad en el cuidado es clave para detectar cualquier anomalía a tiempo.
Lo recomendable es hacerse dos revisiones al año para identificar cambios y tener margen de actuación. Y si además eres constante, desarrollarás una relación a la largo plazo con tu dentista, que te ahorrará tiempo, y probablemente, dinero.

Cuidado con la automedicación

Vemos con frecuencia casos en los que analgésicos o antibióticos no surten ningún efecto. Casos que terminan en urgencias dentales por miedo al dentista. El problema nunca es el dolor, sino lo que lo causa.
Tomar analgésicos o antibióticos sin consejo profesional puede agravar la situación, generar problemas secundarios o contagiarlos a otras piezas dentales.

Los analgésicos y algunos antibióticos no precisan receta médica, y es frecuente guardar el sobrante en el botiquín y tomarlos cuando algo duele. Automedicarse puede mitigarlos temporalmente, aunque añade riesgos de diversa gravedad.

      • Desarrollar tolerancia y necesitar dosis superiores para lograr el mismo efecto.
      • Pérdida de eficacia, con los riesgos añadidos de endocarditis o infecciones.
      • Intervenciones más agresivas, por el agravamiento del problema original.

Confianza y proximidad

El primer paso para vencer el miedo al dentista es aceptar que, a mayor frecuencia, más suaves serán las intervenciones. La comunicación es fundamental. Tanto para identificar a qué prestar atención, como para
guiar al paciente en el cuidado diario de su boca y reducir al mínimo el riesgo de una urgencia dental.
En la Clínica dental Arte Sano queremos que te sientas tranquilo y en confianza, y para eso ofrecemos atención personalizada y dedicación total.
Nos encantaría que todas las visitas terminaran con un “todo perfecto, nos vemos en seis meses”. Vencer el miedo al dentista pasa por tener una buena comunicación desde la primera cita, pero empieza en casa con el cuidado diario. El resto lo hacemos nosotros.

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