Mala praxis dental: una triste realidad

Nos gustaría pensar que la vocación médica y la pasión por la salud son el objetivo de todos los profesionales que se dedican a ella. Y aunque lo es para la inmensa mayoría, tenemos que hablar de una realidad incómoda, peligrosa, y con graves consecuencias para la salud y el bolsillo de las personas: la mala praxis dental.

¿A qué llamamos mala praxis dental?

Tanto en la salud bucodental como en muchas otras especialidades y sectores, la mala praxis se refiere a una acción no apta por parte de un profesional. Puede ser negligente o no, según las motivaciones, pero, en general, contravienen de forma deliberada el debido proceso para cumplir el servicio ofrecido.

Puede ser por interés económico o por una terminación precipitada de un tratamiento.

En términos legales, se habla de mala praxis cuando:

  • Existe un daño en el paciente
  • Ese daño es el resultado de una imprudencia
  • Hay una relación causal entre un procedimiento específico y un daño concreto
  • El daño solo puede serle atribuido al profesional.

Sin embargo, los imprevistos existen. Los dientes forman parte de un complejo sistema que sirve para morder, masticar y hablar, y su respuesta a un tratamiento está relacionado con cuestiones más profundas como pueden ser la cicatrización o los hábitos del paciente. Por eso, se debe tener mucho cuidado al hablar de mala praxis, pues puede ser un duro ataque a un profesional que solo busca el éxito de su intervención y el bienestar de sus pacientes.

No todos los imprevistos son debidos a una mala praxis dental.

Hay una relación directa entre las denuncias por mala praxis dental y la discontinuación de un tratamiento. Y eso funciona en ambos sentidos: cuando una clínica o una franquicia cierra antes de completar un tratamiento, o cuando un paciente lo interrumpe o pospone las visitas.
Ahora, hay matices. Un diagnóstico acertado y la buena colaboración del paciente son las claves para que un tratamiento dental tenga éxito. De ahí que la comunicación y la transparencia sean uno de los pilares de la Clínica Arte Sano.

Algunos ejemplos de mala praxis dental

Precios gancho, presupuestos turbios y tratamientos innecesarios

Dado el coste de los tratamientos dentales, la transparencia y la honestidad son fundamentales en la práctica dental. Y no solo por el juramento hipocrático, que encontrarás más abajo. También porque el diagnóstico y los objetivos de un paciente deben ir de la mano.

A veces lo más fácil es arrancar un diente, aunque sea una solución cortoplacista, innecesaria, y provoque nuevos problemas a medio o largo plazo.

Mala praxis dental

La mejor manera de protegerse es solicitar un presupuesto dental y, si tienes tiempo, revisarlo y compararlo con el de otra clínica.

Las modas estéticas

Las estética dental está de moda y al alcance de cada vez más gente. De hecho mucha gente ha aprovechado la pandemia y las mascarillas para mejorar su estética dental, y la ortodoncia en adultos o el uso de carillas dentales son buenos ejemplos.

Este aumento en la demanda de tratamientos de estética dental ha traído consigo una mayor oferta de diseños de sonrisa y una gran expectativa sobre sus resultados, alimentada por los ideales de la televisión y las redes sociales.

El éxito de los tratamientos estéticos depende de la seriedad de los profesionales tanto como de los hábitos y la disciplina de los pacientes.

Aviso para navegantes: el blanco níveo no solo no es natural, sino que no es el mejor color para todo el mundo. Que un dentista acceda a realizar un tratamiento innecesario, irreversible, y que afectará a la salud de una boca sana puede ser considerado mala praxis dental.

Interés comercial y presión económica

Los casos de las grandes cadenas franquiciadas de clínicas dentales low cost dejan un amplio catálogo de casos que han terminado con la boca peor de lo que la tenían. Y es que una clínica dental es costosa. Tiene grandes gastos, a veces incompatibles con un crecimiento rápido. La búsqueda del máximo beneficio, y el equilibrio de gastos e ingresos suele llevar a prácticas como las siguientes:

  • Acortamiento de las citas. Citas más cortas significan más pacientes, aunque eso puede poner en riesgo la tranquilidad de doctores y pacientes, o la correcta esterilización de los instrumentos.
  • Reducción de costes o de calidad de materiales. Una manera sencilla de aumentar los beneficios es la de reducir el coste de algunos materiales. Pero ese ahorro aumenta la probabilidad de rechazos, sujeciones débiles o menor resistencia. Lo barato sale caro.
  • Profesionales sin la experiencia o la formación necesaria para realizar determinadas intervenciones.
  • Dejadez del paciente. Es de justicia mencionarla. El éxito de los los tratamientos dentales no es solo mérito de los profesionales; también depende de la responsabilidad del paciente, que debe cumplir con las indicaciones que se le da en cuanto a higiene y cuidado. No acudir a las visitas de seguimiento programadas puede retrasar o incluso interrumpir un tratamiento. En los peores casos, también puede tener como consecuencia el agravamiento del problema original, o incluso comprometer tejidos que estaban sanos.

Entre las consecuencias de todas estas realidades también está el impacto negativo en la percepción que tienen las personas sobre el dentista. Y eso tiene mucho peso en el desarrollo del miedo al dentista.

El método Arte Sano

Tener un historial clínico actualizado es una de las mejores formas de prevenir problemas derivados de la mala praxis dental. Y también de identificar en qué momento se produjo, cuándo apareció el problema original, o si es atribuible al profesional. No acudir a las citas de revisión y control o incumplir de las indicaciones del dentista puede crear nuevos problemas o agravar los existentes.

Tener una boca sana es el resultado de mantener una boca sana. Y para eso es muy importante hacer dos visitas anuales al dentista para poder identificar riesgos actuales y potenciales.
En Arte Sano siempre vamos de menos a más. Intentamos salvar dientes comprometidos, anticipar situaciones que ponen en riesgo la salud bucodental, y educar para que las visitas sean preventivas y no paliativas. Queremos que tu próxima urgencia sea la última. Sonríe, estás en buenas manos.

Post data. El juramento hipocrático

Seguramente has oído hablar del juramento hipocrático, el principio básico de la deontología y la buena praxis. Es el compromiso ético que adquieren los profesionales de la medicina con su profesión. Reza así:

COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA, PROMETO SOLEMNEMENTE:

DEDICAR mi vida al servicio de la humanidad;

VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;

RESPETAR la autonomía y la dignidad de mis pacientes;

VELAR con el máximo respeto por la vida humana;

NO PERMITIR que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes;

GUARDAR Y RESPETAR los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes;

EJERCER mi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica;

PROMOVER el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;

OTORGAR a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen;

COMPARTIR mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud;

CUIDAR de mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto nivel;

NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza;

HAGO ESTA PROMESA solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor.

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