La verdad sobre el sangrado de encías

El sangrado de encías es un problema frecuente y está muy normalizado. Tanto, que mucha gente desconoce lo que significa y las consecuencias que tiene. De hecho, el sangrado de encías es el primer síntoma de que las bacterias han avanzado a lo largo del diente y han alcanzado la encía, provocando así una leve inflamación que, aunque no duela, puede convertirse en enfermedad periodontal si se la ignora lo suficiente.
Y por eso queremos arrojar un poco de luz sobre las causas y, especialmente, los riesgos de no reaccionar adecuadamente al sangrado de encías.

No utilizo hilo dental porque me sangran las encías

Este es uno de los errores más frecuentes y más graves que vemos

No, no es normal

Ante todo, desmintamos el mito. A menudo se escucha que el sangrado de encías es normal, y que es la manera que el cuerpo tiene de drenar (¿drenar qué?). Esta es una verdad a medias. El sangrado de encías ocurre cuando hay una inflamación entre el diente y la encía, causada por un cuerpo extraño. Pueden ser restos de comida, o las bacterias que aparecen cuando los restos de comida se descomponen. El organismo intenta entonces expulsar ese cuerpo llevando más sangre a la zona. Sangre con la que intenta combatir bacterias como la Porphyromonas gingivalis, y que debe drenar para no contaminarse.

¿Cuál es la causa del sangrado de encías?

La Porphyromonas gingivalis es la bacteria responsable de las enfermedades periodontales. Se reproduce de forma lenta pero muy segura, colonizando el diente y filtrándose poco a poco en los tejidos que lo protegen: el periodonto.
Normalmente aparece ahí donde hay sarro, que no es otra cosa que los residuos que dejan las bacterias que se alimentan de azúcares y restos de comida fermentable. La placa tarda menos de 24 horas en convertirse en sarro, y el sarro se adhiere fuertemente a los dientes.

Si las encías sangran, la visita al dentista no debe esperar.

¿Qué consecuencias tiene el sangrado de encías?

Los dientes son mucho más que su parte visible. Es más, la parte invisible de los dientes es donde se producen los daños más graves en los problemas dentales más habituales. Las caries crecen en tamaño diente adentro; las pulpitis se producen en la cavidad pulpar (lo que comúnmente se llama nervio), y las enfermedades periodontales empiezan bajo la encía.

También es bastante frecuente ver caries interproximales: las que aparecen entre dos dientes y los dañan al mismo tiempo. Estas caries pueden aparecer incluso en personas que cepillan sus dientes a diario, pero que no utilizan hilo dental. El sangrado indica que hay bacterias bajo las encías. Y cuando se trata de una inflamación, lo más probable es que la placa ya esté establecida y extendiéndose.
Entre las consecuencias están:

  • La recesión gingival (reducción de la encía).
  • Mayor exposición del diente, y más sensibilidad en las zonas que antes cubría la encía.
  • Pérdida de sujeción y, con el tiempo, la pérdida del diente.
  • Si la placa bacteriana alcanza el hueso, el problema puede extenderse y afectar a otros dientes muy rápidamente.
  • Si la Porphyromonas gingivalis alcanza el torrente sanguíneo puede colonizar otros órganos y causar daños que nunca relacionarías con un problema dental, como puede ser una endocarditis. Cada vez hay más evidencias que relacionan las enfermedades periodontales con enfermedades no dentales como la diabetes, el Alhzeimer o el cáncer de hígado.

¿Y qué hago si me sangran las encías?

Ante todo, mantén la higiene dental de la zona que sangre. Jamás dejes de cepillarla ni de pasar hilo dental, aunque sangre. El drenaje de la sangre acumulada es importante y necesario para evitar infecciones, aunque no resuelva el problema.

  • Acude al dentista en cuanto te sea posible. La enfermedades periodontales son crónicas e irreversibles. Se puede reducir o detener su avance, aunque para ello se necesita revisión constante y mucha disciplina en la higiene dental. No se puede retirar la placa bacteriana sin los instrumentos adecuados.
  • Usa hilo dental. El hilo dental debe utilizarse con movimientos diagonales suaves para retirar los restos alojados entre los dientes, y no empujarlos hacia la encía. El uso incorrecto del hilo dental puede agravar el problema, especialmente si la encía ya está hinchada o inflamada, o si ya no sujeta correctamente al diente.
  • Cepillado suave. El objetivo del cepillado es limpiar la superficie de los dientes para evitar que ácidos y bacterias se queden ahí mucho tiempo, y para eso no hace falta un cepillado agresivo. Eso puede acelerar el desgaste dental. Tu encía no te ha hecho nada, y por muy fuerte que cepilles tus dientes, hay zonas a las que nunca llegarás. Por eso es tan importante usar hilo dental a diario y hacerse una limpieza dental al año, como mínimo.
  • Cambia tu cepillo de dientes cada 3 meses.
  • Evita los cepillos de cerdas duras. Cada vez hay más consenso en la comunidad odontológica sobre el daño que los cepillos de cerdas duras producen en la encía y sobre un esmalte dental debilitado. Lo mejor es utilizar cepillos de cerdas blandas, a menos que te lo indique tu dentista.

Cuida tus encías

Si te sangran las encías, tu cuerpo te está dando una señal de que algo no va bien.
En la Clínica Arte Sano creemos firmemente en la reeducación dental como herramienta para mejorar la salud de las personas, para evitar urgencias dentales y para que haya una mayor conciencia de lo importante que es la boca.
Cuando decimos que “la salud empieza en la boca” nos referimos precisamente a los riesgos que explicamos más arriba. Una boca sana es mucho más que unos dientes blancos. Y algo muy importante para mantener la función de la boca es un buen equilibrio entre estética dental y salud bucal.

Sonríe, estás en buenas manos.

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