¿Sabes los efectos del tabaco en la salud dental?

Los efectos respiratorios y cardíacos del tabaco no son nada nuevo, como tampoco lo son muchos otros a los que se da menos importancia: especialmente los bucales. Más allá de lo que todo el mundo sabe ( que el tabaco mata o que causa cáncer), en este artículo queremos profundizar en los efectos del tabaco en la salud dental, y en cómo refuerza la odontofobia, el miedo al dentista.

A menudo se pasa por alto que la boca es la principal vía de entrada al cuerpo de la mayor parte de agentes externos. Con ella comemos, bebemos, mordemos, masticamos, hablamos y respiramos. Los hay incluso que sostienen objetos con ella para liberar sus manos. Y hay muchos, muchos, que fuman.

¿Qué efectos tiene el tabaco en la salud dental?

El impacto estético del acto de fumar es inmediato. El tabaco tiñe los dientes, las carillas, las prótesis y los implantes. Tiñe incluso las gomas con que se fija el alambre en una ortodoncia con brackets, y tiñe los brackets estéticos de zafiro.

Y lo cierto es que la boca de un fumador habitual siempre será distinta a la de alguien que no fuma.

Los efectos más frecuentes son:

  • Manchas y dientes amarillos
  • Mal aliento
  • Pérdida de gusto y al olfato
  • Irritación de garganta, tos y carraspera

España tiene una alta proporción de fumadores, y fumar sigue teniendo una gran aceptación social. Vemos fumadores, cigarros y colillas por todas partes, por lo que estamos algo más acostumbrados a sus efectos estéticos. [Gráfico fumadores]

Lo peor es lo que no se ve

Los efectos del tabaco en la salud dental y general son serios y puede alterar la duración y el resultado de muchos tratamientos dentales.
Entre otras cosas, esto se debe a que:

  • El tabaquismo acelera enfermedades periodontales como la gingivitis, la periodontitis
  • Ralentiza la cicatrización
  • Reduce la acción inmunitaria, y aumenta la susceptibilidad a infecciones
  • Favorece la aparición de aftas y úlceras
  • Aumenta llamativamente la probabilidad de sufrir cáncer orofaríngeo (en la boca o la garganta.

Entre los más de 5000 compuestos del tabaco hay químicos capaces de alterar la estructura celular y la capacidad del organismo de regenerar tejidos. Alteraciones que impiden que el sistema inmunitario reaccione adecuadamente a agentes extraños y hacen al organismo mucho más vulnerable. No olvidemos, además, que la alta temperatura del humo recién aspirado altera seriamente el complejo ecosistema de la boca.

Refuerzo de la odontofobia

Hablar del miedo al dentista nos referimos a un círculo perfecto. Un ciclo en el que una persona que que ha tenido una experiencia dolorosa con el dentista deja de ir, desarrolla problemas que requieren intervenciones dolorosas, y asocia que la visita al dentista solo va a darle dolor y sufrimiento.

Cuando el tabaco entra en escena, suele ir acompañado de una sensación de reprimenda, que inhibe o avergüenza, y que hace más difícil definir adecuadamente las etapas y la duración de los tratamientos. Cuando se trata de salud, la verdad es muy importante para ofrecer el tratamiento adecuado.

Problemas que demuestran los efectos del tabaco en la salud dental

La saliva

Compuesta principalmente de agua, la saliva es un fluido alcalino que producimos a razón de 1,5 a 2 litros por día.
Tiene múltiples funciones, entre las que destacan:

  • Mantiene el PH neutro en la boca, de forma que compensa la acidez que provoca la descomposición de los restos de comida.
  • Hidrata la boca para facilita la deglución y la articulación de las palabras al hablar.
  • Interviene en la primera fase de la digestión, gracias a enzimas y proteínas como la amilasa, responsable de la descomposición inicial de almidones, hidratos de carbono y grasas en la boca.

Además, los compuestos tóxicos del tabaco en combustión destruyen enzimas y proteínas de la saliva, de forma que la función salivar pierde eficacia más allá de la hidratación. De hecho, puede desequilibrarla, alterando el PH de la boca y convirtiéndola en nociva para el propio organismo, lo que acaba causando cáncer orofaríngeo.

Desequilibrios bacterianos

Hay bacterias presentes naturalmente en la boca que conforman lo que se conoce como microbiota. El equilibrio bacteriano es clave en la salud bucodental, y está estrechamente ligado a la evolución humana en sus distintas etapas: desde la edad de piedra hasta la era postindustrial. Ese equilibrio es frágil, y un cambio en las proporciones de las colonias bacterianas puede causar reacciones en cadena. De ahí que insistamos con frecuencia en la relación de problemas dentales con enfermedades no dentales.

Sistema inmunitario

Atacar al sistema inmunitario del cuerpo es debilitarlo. Los daños en el sistema inmunitario aumentan 6 veces la probabilidad de desarrollar enfermedades periodontales. La nicotina, altamente adictiva, hace que el consumo de tabaco sea constante y frecuente, de forma que el sistema inmunitario deja de luchar contra las colonias de bacterias presentes en la boca. Y hacerlo de forma continua hace más probable que los químicos y los humos (altas temperaturas) alcancen los tejidos duros de la boca (a nivel óseo) acelerando la pérdida de los dientes.

Enfermedades periodontales

Los tóxicos presentes en el humo del tabaco pueden filtrarse en los tejidos periodontales como las encías y así causar enfermedades conocidas y desconocidas. También a través de la saliva.

Es una reacción en cadena

Cuando respiramos, inhalamos oxígeno y exhalamos CO2. Los alvéolos pulmonares son los responsables de ese intercambio: toman el oxígeno del aire que respiramos, lo pasan a la sangre y lo transportan a las células, tejidos y órganos mediante los glóbulos rojos (hemoglobina). Y al mismo tiempo, recogen el CO2 residual para expulsarlo cuando exhalamos.

La falta de oxígeno no es solo una sensación de ahogo. Al contrario, el cuerpo humano necesita que el oxígeno llegue a todos los órganos y tejidos. Al aspirar humo, el cuerpo recibe una cantidad menor del oxígeno que luego se distribuye a través de la sangre, provocando un déficit que, aunque pequeño, genera problemas a largo plazo.
El humo del tabaco afecta a los alvéolos pulmonares, responsables de la regulación y el intercambio de oxígeno y CO2, provocando así los conocidos problemas cardíacos y respiratorios. Y esa reducción de oxígeno también afecta a otras células y funciones del organismo.

¿Y qué pasa cuando dejas de fumar?

Aunque parezca obvio, la recuperación de los tejidos y sus funciones es mayor de lo que se pensaba. Y eso está cada vez más demostrado.
El organismo es agradecido y nota rápidamente que su aire es más puro: tiene más oxígeno, menos CO2 y menos agentes tóxicos externos. Algunas constantes como la tensión sanguínea, el ritmo cardíaco, y la saturación de oxígeno vuelven a su normalidad (cuando no hay complicaciones activas) en menos de un año.
Así, el respiro que tiene el sistema inmunitario refuerza su respuesta ante los tóxicos, y le permite recuperar su función normal, también ante las bacterias bucales que aceleran el avance de las enfermedades periodontales.

La regeneración de las encías es sorprendente.

La nervios y vasos capilares presentes en la boca hacen que el organismo note inmediatamente la ausencia de compuestos tóxicos. Es más, uno de los principales problemas del tabaquismo es la frecuencia con que se administra los compuestos químicos. Frecuencia que impide que el organismo recupere su funcionamiento normal, y que acabe perdiendo la capacidad de regularse, y que provoca descompensaciones irreversibles según el caso.
Y es que, a menudo, el tabaco retrasa o prolonga tratamientos integrales como la rehabilitación oral o una colocación de implantes dentales.

En las primeras 3 semanas después del último cigarrillo, la saliva recupera su composición original. La boca y las encías recuperan su capacidad de cicatrización y regeneración. Con 3 semanas sin tabaco, las encías de un paciente pueden tener condiciones totalmente aptas para intervenciones complejas.
De mantenerse el hábito de no fumar, 5 años después del último cigarrillo, la probabilidad de padecer un cáncer orofaríngeo se reduce significativamente.

Y además, la pérdida ósea y la gravedad de las enfermedades periodontales se ve drásticamente reducida.

No olvides dejarlo

Sabemos que es difícil, pero motivos no faltan. Más bien, lo que falta son razones por descubrir. Pero objetivamente hablando, el tabaco no presenta ningún efecto positivo para el cuerpo, causa nuevos problemas, y, por si fuera poco dificulta la cura y la recuperación, no solo a nivel oral.

Por eso es aconsejable buscar ayuda profesional. Sin ella, muy pocos intentos tiene éxito, según corrobora el Consejo General de Odontólogos.

Dejar el tabaco no es solo cuestión de estética y dinero, que también. En realidad, es una cuestión de salud general. En la Clínica Arte Sano creemos que la salud empieza en la boca. Podemos constatar que el tabaco es un factor diferencial a la hora de diseñar un tratamiento dental, capaz de aumentar la duración y las necesidades de los tratamientos para asegurar su éxito.

Post data. La “salud pública”.

Mientras se lucran con los impuestos sobre el tabaco, las autoridades lanzan discursos, campañas y programas sobre salud pública. Eso supone una evidencia más del peso económico que tiene la industria tabacalera es lo difícil que parece tomar medidas realmente dirigidas a la salud pública.

Más bien, se pone la responsabilidad del consumo en las personas, permitiendo problemas de salud evitables y aumentando el gasto sanitario del estado y de las personas, pues la salud dental no nos viene regalada.

Toda una contradicción.

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